Predica EL Evangelio De Yahweh / Podcast Moreh Ahmed



Predicar el evangelio es comunicar el mensaje de Yahweh sobre su amor, su justicia y su salvación a través de Yahshua, el Hijo de Yahweh hecho hombre. Predicar el evangelio implica explicar quién es Yahweh, cómo es su carácter, qué ha hecho por nosotros, qué espera de nosotros y cómo podemos responderle. Predicar el evangelio también significa mostrar con nuestra vida el poder transformador de la gracia de Yahweh, que nos hace nacer de nuevo y nos capacita para vivir en obediencia a su voluntad.

Yahweh es el creador y dueño de todo. Él nos hizo para su gloria y para tener comunión con él. Él es perfectamente santo, justo y bueno.
El hombre ha pecado contra Yahweh y se ha rebelado contra su autoridad. El pecado nos separa de Yahweh y nos hace merecedores de su ira y de su castigo eterno. No hay nada que podamos hacer por nosotros mismos para reconciliarnos con Yahweh o para merecer su favor.
Yahweh envió a su Hijo Yashua al mundo para salvarnos del pecado y de la condenación. Yahshua vivió una vida sin pecado, murió en la cruz como el sacrificio perfecto por nuestros pecados, y resucitó al tercer día, demostrando su victoria sobre la muerte y el diablo. Yahshua es el único camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar al Padre sino por él.
Yahweh nos llama a arrepentirnos de nuestros pecados y a creer en Yahshua como nuestro Señor y Salvador. El arrepentimiento implica reconocer nuestra culpa, confesar nuestro pecado, renunciar a nuestra rebeldía y someternos a la voluntad de Yahweh. La fe implica confiar en Yahshua, recibir su perdón, aceptar su señorío y seguirle en obediencia. El arrepentimiento y la fe son dones de Yahweh que nos concede por su gracia y por su Hojo El Espíritu Santo, Yahshua El Mashiaj.
Yahweh nos hace sus hijos y nos da una nueva vida en Yahshua. Nos une a su iglesia, que es el cuerpo de Yahshua y la familia de Yahweh. Nos da su Palabra, que es la verdad revelada y la norma de fe y conducta. Nos da su Hijo, Yahshua El Mashiaj que nos guía, nos consuela, nos capacita y nos santifica. Nos da su misión, que es proclamar el evangelio a toda criatura y hacer discípulos de todas las naciones.

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